Latigazo Cervical:
El latigazo cervical es una lesión cervical producida por una flexión y extensión brusca y excesiva del cuello. Puede producirse a raíz de un accidente automovilístico por choque frontal o lateral, de manera que la musculatura está relajada y no frena ni limita el rango de movimiento, pero también se puede verificar dar durante una zambullida u otro tipo de accidentes. El impacto produce lesiones en los huesos o en los tejidos blandos (no óseos), que a su vez pueden llevar a la manifestación de diferentes síntomas.
No obstante varios estudios demuestran que en la aparición (y, sobre todo, persistencia) del dolor atribuido a “esguince cervical” participan más factores: alteraciones en el mecanismo neurológico mediante el que el Sistema Nervioso Central procesa los estímulos dolorosos, respuestas de estrés, y factores psicológicos, culturales y sociales, incluyendo los mecanismos de seguro, litigación y compensación de los accidentes de coche.
El cuello está formado por siete vértebras, se hace referencia como las vértebras cervicales. Las dos primeras vértebras cervicales, el eje y el atlas, tienen una forma diferente de los cinco restantes. El atlas y axis son responsables del movimiento del cráneo de lado a lado (rotación cervical hacia la derecha y la izquierda); también se mueve hacia adelante y hacia atrás (flexión cervical y extensión). Excesiva extensión y flexión pueden interrumpir las vértebras. La mayoría de las lesiones se producen en C-5 y C-6.
Síntomas
El “latigazo cervical” puede provocar dolor por varios mecanismos puramente físicos: el eventual desgarro de los ligamentos cervicales (que es lo que propiamente constituye un “esguince”), la contractura muscular (desencadenada por ese desgarro o por el movimiento brusco e inesperado de hiperflexión e hiperextensión), y la eventual lesión de la “articulación facetaria” en la fase de hiperextensión.
Los síntomas reportados por los pacientes incluyen: dolor y dolor en el cuello y la espalda, dolor referido a los hombros, alteraciones sensoriales (como alfileres y agujas ) a los brazos y las piernas, y dolores de cabeza . Las áreas más comunes de la columna afectada por latigazo cervical son el cuello y la mitad de la columna. "Cuello" el dolor es muy común entre el hombro y el cuello.
Diagnóstico
El diagnóstico de un “latigazo cervical” es puramente clínico, y suele hacerse mediante la historia clínica y la exploración física. Se sospecha cuando, tras un accidente de coche en el que se ha producido un movimiento de hiperflexión / hiperextensión del cuello, aparece inmediatamente o a las pocas horas un dolor en el cuello y/o cabeza, con o sin dolor irradiado al brazo, habitualmente con limitación dolorosa de la movilidad y a veces con sensación de inestabilidad o mareo.
El resultado de las pruebas complementarias (radiología, electromiograma, etc.) puede y suele ser normal, o mostrar alteraciones irrelevantes que se observan en muchas personas sanas y que muy probablemente ya estaban presentes antes del accidente y no son responsables de los síntomas (como “degeneración discal”).
El Grupo de Trabajo de Québec ( QTF ) ha dividido a los trastornos asociados al latigazo en cinco grados :
• Grado 0: sin dolor de cuello, rigidez o ningún signo físico
• Grado 1: molestias cervicales de dolor, rigidez o sensibilidad única, pero no hay signos físicos son conocidos por el médico examinador.
• Grado 2: molestias cervicales y el médico examinador concluye disminución de la amplitud de movimiento y un punto de sensibilidad en el cuello.
• Grado 3: molestias cervicales, más signos neurológicos tales como disminución de los reflejos tendinosos profundos, debilidad y alteraciones sensitivas.
• Grado 4: molestias cervicales y fractura o dislocación, o lesión a la médula espinal.
Riesgos
Ninguno, puesto que sólo causa dolor y a veces sensación de inestabilidad de manera transitoria, y no deja secuelas ni supone riesgos especiales.
La mayoría de los casos de “latigazo cervical” evoluciona bien; el dolor puede tardar unas semanas en desaparecer, pero tiende a hacerlo. Según los resultados de los estudios científicos realizados, el riesgo de que se convierta en crónico es mucho mayor en aquellos casos en los que convergen, además del accidente, ciertos factores adicionales físicos, psicológicos, sociales y culturales (como una musculatura débil y poco coordinada, ansiedad, o situaciones laborales que tiendan a prolongar la duración de la baja). En esos casos, el dolor puede convertirse en crónico y resultar difícil de tratar.
Ese buen pronóstico espontáneo aconseja reservar los tratamientos más complejos para los casos excepcionales en los que el dolor persiste sin mejorar durante mucho tiempo. Aplicar tratamientos innecesariamente complejos, o en fases demasiado tempranas, ha demostrado retrasar la recuperación del paciente y tener un efecto iatrogénico innecesario sobre la recuperación de la actividad diaria.
Tratamiento
Históricamente se ha asumido que el dolor causado por el latigazo cervical se debía a un “esguince”, por lo que para evitar que se realicen movimientos que puedan repetir o agravar el desgarro de los ligamentos el tratamiento habitual incluía inmovilización relativa con un collarín rígido o blando.
Sin embargo, cuando se han analizado los resultados, se ha demostrado que el collarín no sólo no mejora la evolución de los pacientes sino que la empeora, probablemente porque reduce el tono muscular o aumenta la sensación de fragilidad y miedo al movimiento. Así, hoy en día se recomienda restringir al máximo su uso, reservándolo para situaciones puntuales en las que el paciente siente mayor riesgo o va a estar expuesto a vibraciones, como al conducir, y acortando su uso tanto como sea posible.
En los casos de “latigazo cervical” tiene sentido probar todos los tratamientos indicados para los “síndromes mecánicos del raquis”, aunque muy pocos se han evaluado específicamente en esos casos. Entre los que sí se han evaluado, la educación al paciente enfocado en intentar reducir el reposo y el uso del collarín y fomentar el retorno a una vida progresivamente normal tan pronto como sea posible, la movilización y el ejercicio, son los que disponen de más pruebas que sugieren su eficacia.
La existencia de datos que sugieren que, en algunos casos, la lesión de las “articulaciones facetarias” cervicales puede participar en la persistencia del dolor por “latigazo cervical”, ha llevado a proponer la “rizólisis por radiofrecuencia” en los casos que resisten a todos los demás tratamientos.
Ese procedimiento consiste en destruir mediante calor el nervio que recoge la sensibilidad de esa articulación, y aunque en otros casos de síndromes mecánicos del raquis ha demostrado carecer de efecto, algunos datos sugieren que podría tenerlo en los casos de dolor persistente por latigazo cervical.
Se ha planteado el uso de toxina botulínica para evitar la contractura muscular que se entiende causa el dolor. Sin embargo, las pruebas científicas actualmente disponibles no demuestran su efectividad en estos casos.
La cirugía no está indicada en casos de latigazo cervical. Ocasionalmente se ha realizado artrodesis cervical en los casos de dolor desencadenado por latigazo cervical que resistían a todos los demás tratamientos, pero los resultados de la cirugía en esos casos, y las pruebas científicas actualmente disponibles, impiden recomendarla como tratamiento habitual.